Quizás los doctores pudieron haber dicho que no hay esperanza, o tu cuenta bancaria puede estar llegando al final, o aquellos problemas en el trabajo o en tu hogar te han hecho sentir como si nunca fueras a vencerlos. Pero recuerda que no hay ningún problema que la fe puesta en Dios no pueda arreglar.
Solamente permanece creyendo y confiando en que el Señor está trabajando a tu favor. ¡Nunca es por vista, siempre es por fe!
OREMOS
Señor, ayúdame para que en medio de mis luchas, mi fe siga puesta en Ti. Amén.