Quizás en este momento tus lágrimas caen al suelo por no encontrar una salida a tu problema, las cosas te abruman y sientes que tienes que hacer algo, si no todo será peor. Pero detente, respira y desahógate en Dios, vuelve a respirar y suelta tu última lágrima, respira e inspira el aliento de Dios corriendo por tu sangre, tus pulmones y todo tu ser.
Vamos, respira y siente como nuevas fuerzas llegan a tu vida, al recordar que Dios está contigo.
OREMOS
Padre, hoy puedo respirar tu paz, gracias por estar conmigo en medio de mi proceso. Amén.
FRASE
Prohibido rendirse, respira hondo, confía en Dios y sigue.