¡Espera! ¡Espera! Y que tu espera sea en el Señor, pues digno es de ser esperado, y jamás confundirá el alma que en Él espera. Dios está lleno de fortaleza, por lo tanto, puede darla a quien está necesitado de ella. Así que sé valiente, porque el Señor te la concederá, y así hallarás calma en medio de la tempestad y gozo en la tristeza.
El Señor mismo te dará la fuerza para seguir adelante.
OREMOS
Señor, gracias porque Tú eres quien aumenta mis fuerzas y por eso puedo seguir avanzando día a día. Amén.