El vacío del ser humano siempre está en aumento; y es que puedes tenerlo “todo” en este mundo y aun así sentirte miserable. Pero cuando Dios es nuestra fuente de felicidad, estamos verdaderamente satisfechos.
Y es que solo Él puede llenar cualquier vacío en nuestro interior y darnos la paz que nuestro corazón necesita.