Al ser más conscientes de las bendiciones de Dios, aprenderemos a cultivar un corazón que reconozca quien es la fuente de todas nuestras alegrías; pero en especial de aquellas cosas que solemos considerar lógicas.
Abrir nuestros ojos a esas bendiciones, nos ayudará a desarrollar corazones más agradecidos.
OREMOS
Señor, hoy quiero agradecerte por… (menciona porque estás agradecido) Amén.