Para poner guarda en nuestra boca, es necesario que la mantengamos cerrada cuando estamos irritados, y que busquemos la ayuda del Señor para decir las Palabras correctas, con el tono adecuado. El poder controlar nuestras palabras es una labor para toda la vida.
Pero gracias a Dios, Él nos ayuda y produce en nosotros el querer como el hacer, por su buena voluntad.