Ya sea que lo creamos, o no, siempre es mejor dar que recibir. Así que, si nos convertimos en “dadores” es decir, en personas que damos con generosidad y alegría, nos beneficiaremos de dos maneras. Siempre tendremos semilla para sembrar y pan para comer, y en todas las cosas tendremos siempre lo suficiente, y abundaremos en toda buena obra.
Tan solo debemos tomar la decisión de convertirnos en dadores.
OREMOS
Señor, ejerce tu bendita influencia al mundo a través de mi vida, a medida que yo doy a los demás. Amén.