El juicio del Señor sobre quién es usted y lo que vale resulta más preciso que aquello que usted piensa de sí mismo, porque la perspectiva de Dios es eterna. Así que aparte su enfoque de lo que piensa, o de lo que otros piensan y acepte lo que el Padre dice de usted.
Sin duda su autoestima mejorará de manera automática, pues la opinión de Dios es la única que en verdad cuenta.