Preocuparnos por un problema ya sea económico, familiar, de salud, o trabajo y la solución no está en nuestras manos es como tratar de llegar a un sitio en una bicicleta estacionaria que no nos lleva a ninguna parte. La preocupación no nos da una solución, tampoco cambia nada, y además podemos perder la paz.
Hoy le invito a meditar en el versículo: “mi Dios proveerá nuestras necesidades”.