HECHOS 9:3-9
Lo tercero en el proceso de Pablo, fue morir a su “yo”. En tres días Pablo quedó completamente ciego, desconectado del mundo, pero en conexión con Dios. Este tiempo fue dispuesto por el Señor para qué reflexionará sobre el propósito para el cual fue escogido. Necesitaba esos días para resucitar en un nuevo hombre, sin orgullo, sin pretensiones, sin prejuicios y argumentos religiosos. El morir a uno mismo es darle el primer lugar a Dios en nuestra vida.
No será fácil, pero con la ayuda del Espíritu Santo seremos transformados desde nuestro corazón, muriendo a nuestra carne y viviendo para el Señor.
OREMOS
Dios, ayúdame para que cada día pueda morir a mi yo, y ser más como tú. Amén
FRASE
Al morir a nuestra carne, resucitamos a la voluntad de Dios.