SALMOS 18:3
Un canto que levanta el nombre de Jesús, tiene mucho poder y trae liberación a nuestras vidas. Cuando Pablo y Silas habían sido injustamente echados en la cárcel por predicar a Jesús, en vez de hundirse, escogieron levantar sus voces y dar gloria a Dios por medio de la alabanza. Y mientras alababan y levantaban el nombre de Jesús, de repente la tierra tembló y las cadenas de los prisioneros se rompieron ¡Qué gran milagro! Este mismo poder de la alabanza está disponible para ti, así que te invito para que cantes con fuerza y convicción, y declara que no hay nadie más grande como Él.
Si lo crees, levanta tus manos y alaba al Señor.
OREMOS
Padre, hoy levanto mis manos y mi voz para alabarte y bendecir tu nombre, pues no hay nadie como Tú.
Amén.
FRASE
Sigue alabando a Dios, de quien fluye toda bendición.