NÚMEROS 22:28
Balaam, cegado por su deseo y terquedad, no vio el ángel del Señor que estaba en su camino. Pero su mula sí lo vio, se detuvo, y terminó siendo la voz de corrección que Balaam necesitaba oír. A veces, como Balaam, insistimos en nuestros propios planes, y aunque Él nos muestra señales claras para detenernos, cerramos nuestros oídos a Su voz. La terquedad puede cegarnos al peligro, pero la humildad nos abre los oídos a la dirección divina.
Dios, en su misericordia, usa circunstancias, personas o incluso dificultades para hablarnos, y así salvarnos de tomar un camino equivocado.
OREMOS
Señor, hazme sensible a Tu Espíritu, atento a Tu palabra, y obediente a Tu voluntad. Amén.
FRASE
Escuchar a tiempo es sabiduría; y obedecer es vida.
