Cuando la ansiedad trata de ahogarnos, podemos confiar y descansar seguros en el poder de Cristo. Así qué ya sea que calme las olas o que nos dé fuerzas nuevas para enfrentarlas, siempre nos dará Su paz, la cual sobrepasa todo entendimiento.
Entonces, a medida que Dios nos libra de nuestros temores, nuestros cuerpos y espíritus pueden volver a un estado de reposo en Él.
OREMOS
Dios, cuando el temor aparezca para envolverme, sé que tu paz me sostendrá y cuidará de mí. Amén.