LUCAS 22:41-44
Jesús, en el momento más difícil de su vida, se arrodilló ante el padre en oración. No huyó de la angustia, ni trató de enfrentarla solo, sino que se postró en humildad y dependencia total a Dios. El versículo de hoy nos enseña que arrodillarnos en oración no es señal de debilidad, sino de confianza absoluta en el Señor.
En los momentos de prueba, la mejor respuesta no es preocuparnos, sino doblar nuestras rodillas y entregar nuestras cargas a Dios, reconociendo que en Su presencia, encontraremos fortaleza, paz y dirección.
OREMOS
Padre, hoy postro mi corazón delante de Ti, pues confío en tu perfecta voluntad. Amén.
FRASE
Arrodillarse ante Dios es levantarse en espíritu.