AMEMOS CON COMPASIÓN

Hoy quiero continuar con el segundo aspecto que agrada a Dios, y es amar con compasión, en otras palabras, ser misericordiosos. Y la mejor manera de poder amar así, es poniéndonos en los zapatos de los demás. En el capítulo de hoy observamos tres actitudes que mueven a la humanidad. Los ladrones representan a los codiciosos, aquellos que piensan: “Lo que es tuyo, debe ser mío”. El sacerdote y el levita, representan a los egoístas, aquellos que piensan:“Lo que es mío, es mío”. Y el samaritano representa a los compasivos, aquellos que piensan: “Lo que es mío, es tuyo”. ¿Quieres agradar a Dios? Comienza siendo misericordioso con aquellos que lo necesitan.

No mires su condición, mira su corazón como el Señor lo hizo contigo.