Saber que Dios escucha nuestras oraciones, y no recibir una respuesta rápida puede ponernos ansiosos, preguntándonos si realmente le importará lo que nos está pasando. Sin embargo, según la experiencia de Daniel, la Palabra nos recuerda que Dios siempre obra a favor de aquellos que le aman, y que desde el primer día en que oramos nuestras oraciones son escuchadas.
¡Nunca olvides esta gran promesa!
OREMOS
Señor, gracias por escuchar mi clamor, esperaré en tu respuesta confiadamente. Amén.