La Biblia compara la fe con el oro, el cual para saber qué tan bueno es, necesita ser pasado por el fuego y así descubrir su gran valor. De la misma forma sucede con nuestra fe, pues al ser probada sabremos si es una fe auténtica.
Así que no te sorprendas cuando venga la prueba, pues es necesaria para tu crecimiento espiritual.
OREMOS
Señor, ayúdame para que en medio de las pruebas que estoy pasando, mi fe sea fortalecido en Ti. Amén.