Si te rindes vas a perder mucho, así que vale la pena que sigas luchando por tus sueños. Y es que las promesas de Dios se obtienen con fe, pero también con paciencia y mucha perseverancia.
Ánimo, no te rindas hoy, ni mañana, ni en un mes, ni en un año, y sigue avanzando un día a la vez, recordando que Dios va contigo siempre.
OREMOS
Padre, seré fiel y cuidaré todo lo que me has dado, por más pequeño que sea. Amén.
FRASE
Las cosas grandes a menudo tienen pequeños comienzos.