Las circunstancias de la vida suelen cambiar constantemente, y a veces podemos llegar a sentir que nos quieren aplastar. No obstante, podemos tener esperanza y gran gozo, al saber que el Señor prometió no dejarnos, ni abandonarnos nunca.
Así que por esto y más, hoy y siempre podemos confiar plenamente en que Dios está con cada uno de nosotros, cuidándonos y amándonos.