El Dios que nos guarda es como una sombra que nos dice que, aunque no podamos verlo físicamente, Él está ahí. Y es que dentro de la voluntad de Dios, no existe nada que pueda dañarnos. Por eso, cuando el Señor nos hace pasar por momentos de prueba, Él cuidará lo más preciado que tenemos, nuestra alma.
Si hoy está pasando por alguna dificultad, le invito a que diga como el salmista: “Mi ayuda proviene del Señor”.
OREMOS
Señor, gracias por ser siempre mi Ayudador y cuidarme en cada paso de mi vida. Amén.