Dios se interesa íntimamente en su vida cotidiana. Y todos esos detalles, alegrías y problemas que tanto anhela compartir con otros, Dios quiere que se los lleve a Él, porque solo en Él usted puede confiar verdaderamente para que le guíe en su andar diario. Así que invítelo para que tome parte en sus decisiones.
Él sabe cómo conducirle, y sabe que es lo mejor para su vida.