La mejor manera de resistir al enemigo, es declarando en voz alta su Fe puesta en el Señor. Recuerde que su Salvador es poderoso y cada vez que usted le exalta y adora, el enemigo no lo resiste y por ende termina huyendo de su vida.
Por eso, en aquellos momentos en los que surja el temor, la duda y la ansiedad, derrótelos alabando el nombre de Jesús.