En algún momento todos batallamos con la cuestión de por qué Dios nos permite sufrir, y nos preguntamos si acaso es porque ya no nos ama. Sin embargo, la verdad es que algunas de las más grandes lecciones que usted y yo aprenderemos son el resultado de la adversidad.
Así que con confianza clame a Dios y Él le responderá y le enseñará cosas nuevas y maravillosas que usted necesita conocer.