Nuestras fuerzas son muy pequeñas e insignificantes para llevar a cabo lo que Cristo nos pide. Y nadie puede andar con un manual de respuestas bajo el brazo para defenderse, y es ahí donde el Espíritu Santo actúa como lo hace el diamante frente al metal. Jesús mismo nos asegura que el Espíritu Santo, a quien el Padre envió, nos enseñará todas las cosas y nos recordará todo lo que Él ha dicho.
¡Qué bendición es saber que contamos con su ayuda!
OREMOS
Señor, gracias por tu Espíritu Santo en mi vida, Hazme depender de Él cada día. Amén.
FRASE
En nuestra debilidad el Espíritu Santo es nuestro ayudador.