Un regalo por más pequeño o insignificante que parezca, es una muestra de amor evidente hacia la persona a quien se lo damos. En el caso de nosotros hacia Dios, debemos ofrecernos a Él haciendo lo mejor cada día para Su deleite. En estas épocas conmemoremos el mejor de los regalos de Dios para la humanidad, Jesús.
Y al entender que su amor motivó ese regalo, La bendición debe ser la redención de nuestras vidas para su gloria.
OREMOS
Señor, hoy quiero ofrecerte mi corazón, sé para siempre el dueño de mi vida. Amén.