Algunos estudios demuestran que cuando cantamos, nuestro cuerpo libera hormonas que alivian la ansiedad y el estrés. Así que ya sea que estemos marchando hacia una guerra o no, viviendo momentos difíciles o no, cantarle a Dios tiene el poder de cambiar todos nuestros pensamientos, nuestra vida y nuestro corazón.
Definitivamente, el poder cantar transforma nuestra mente.