Es difícil creer cuando tus ojos ven lo contrario a lo que Dios te ha prometido. Pero es ahí donde está la victoria, en saber que no eres tú quien lo hace, sino solo esa intervención divina que proviene de Dios. Solo basta con usar tu fe, la fe que Dios te ha dado para ver ese milagro suceder.
Ánimo no todo está acabado, Él tiene la última palabra.