A veces solemos desesperamos porque queremos que nuestra oración, además de ser escuchada, sea contestada de forma inmediata. Sin embargo Dios no trabaja de esa manera, ni su respuesta llega como resultado de nuestra impaciencia.
Él es el tiempo y cuando Dios obra lo hace en su plena sabiduría, sabiendo llegar siempre en el momento Justo.