Vivimos pendientes de guardarnos de las situaciones que puedan afectarnos, pero no nos damos que la mayor parte del tiempo estamos “durmiendo con el enemigo”. No hay nada más engañoso que el corazón del hombre, el cual nos hace ser impulsivos y muchas veces nos trae consecuencias que son realmente desastrosas.
Pero hoy puedes dejar que Jesús more en ti y guarde tu corazón, pues de ahí mana la vida.