En medio de las luchas, pruebas y problemas que podemos tener, el único que puede traer calma a nuestra vida es Jesús. Esto no significa que los problemas desaparecerán, pues vivimos en un mundo lleno de aflicciones. Por eso Dios promete ser ese Refugio, sanar corazones y animarnos a avanzar en el camino.
Él siempre estará con nosotros, no nos rindamos y nunca olvidemos que su misericordia se renueva cada mañana.