Conocer tu propósito hace que te enfoques y dirijas tu esfuerzo y energía a cosas que son realmente importantes. Pero vivir sin un propósito es una marcha sin sentido, un móvil sin dirección, sucesos sin motivos. Tu propósito estimula tu vida y lo que el mundo a veces desaprueba es lo que Dios toma para su gloria.
La vida puesta en sus manos, produce grandes frutos.