Cuando estás solo ¿dónde está Dios?, está donde siempre lo ha estado, a tu lado. Está contigo aunque tú no lo sientas. La soledad si bien no es bonita es un buen tiempo para conocer mejor a Dios. Por eso el orar es un poderoso antídoto para la soledad, pues tú puedes hablar con Él a cualquier hora y en cualquier lugar.
Su Palabra dice una y otra vez: “Yo estaré siempre con ustedes, hasta el fin del mundo”.