Quizá en este momento tus lágrimas caen por no hallar una salida y ves como se van desmoronando tus sueños frente a ti. Cosas que te abruman y te hacen sentir que tienes que hacer algo, si no todo será peor.
Pero respira y desahógate en Dios, respira y suelta tus últimas lágrimas, respira e inspira el aliento de Dios corriendo por tu sangre, tus pulmones y por todo tu ser. Respira y siente como nuevas fuerzas llegan pues Dios está contigo, solo confía y respira.