No sé cuántos problemas más vendrán o cuántas cosas tendrás que soportar, pero lo que sí puedo asegurarte es que nada de lo que venga te hará dejar de creer, amar y de buscar a Dios. No importa que tus fuerzas parezcan perecer, hay algo que nadie podrá robarte jamás y es el amor de Dios, siempre y cuando tu esperanza siga puesta en Él.
Así que no te preocupes ni te desesperes, solo cree y confía en Dios como un niño.