La vida está llena de decisiones de toda clase, algunas más importantes que otras. Quizás hoy estés a punto de tomar una decisión drástica, sin haber consultado a Dios, tal vez por la misma presión del problema o por temor.
Pero recuerda, cualquiera que sea la razón no tomes decisiones orientadas por las emociones del momento, si no más bien descansa en el Señor, reflexiona y sobre todo confía en Él, pues las mejores decisiones son aquellas en las que dejamos que Dios nos guíe.