A veces nos jactamos de que hemos logrado esto o aquello, olvidando que fue Dios quien hizo que todo eso fuera posible. Recuerda que no eres tú quien logra las cosas sino Dios quien te capacita y respalda para alcanzar las metas que te propones. Levántate una vez más y cree en lo que Dios te ha prometido y no te rindas hasta verlo cumplido.
Cualquier objetivo que Él ponga en tu corazón lo alcanzarás porque todo lo puedes en Cristo que te fortalece.