Vivamos cada día sin mirar atrás, sin permitir que los errores del ayer nos obstaculicen el camino y paralicen nuestras bendiciones. Y si en algún momento tropezamos, debemos tener la valentía de ponernos de pie y seguir avanzando, pues lo que Dios empezó en nosotros lo va a terminar en Cristo Jesús.
Recuerda que las cosas viejas pasaron he aquí todas son hechas nuevas.