La voluntad de Dios para nuestra vida es que podamos demostrar con nuestras acciones y no solo con palabras lo que predicamos.
Por eso hoy quiero invitarle a que prediques con el ejemplo, que tus acciones reflejen cuanto amas a Dios y que tu vida sea una ofrenda agradable delante del Señor, donde puedas honrarlo con todo lo que haces, hablas, escuchas y hasta lo que piensas, en pocas palabras… vive lo que hablas.