Recuerda que el enemigo quiere distraerte, ofreciéndote algún placer, logro o diversión temporal a cambio de tu futuro. ¡No lo hagas! No trafiques el destino que Dios te ha dado por alguna gratificación momentánea, sé fuerte y resiste.
Tu bendición y tu herencia son más importantes que cualquier otra cosa, así que no te conformes con poco y lucha por la gran bendición que te pertenece en Cristo.