A través de Jesucristo, Dios no solo nos ofrece empezar de nuevo, sino que Él trabajará en nuestro interior para que nuestro corazón sea transformado mientras le seguimos. ¡Qué bueno es Dios!
Cuando estábamos perdidos y escondidos en nuestro pecado, Él se acercó a nosotros, no halló y nos dio una vida nueva.