El saber esperar es uno de los mejores maestros de la vida, pues nos enseña a esperar mientras Dios obra en nosotros y a nuestro favor. De este modo vamos desarrollando la habilidad de confiar en el amor y la bondad del Señor.
Y aunque muchas veces las cosas no salgan como las imaginábamos no se desanime y siga esperando en Él.