Jesús nos invita a confiar en Él en medio de nuestras tormentas. Y aunque a veces Él calmará de forma milagrosa el viento y las olas, en otras ocasiones hará algo igualmente milagroso al fortalecer nuestro corazón, para que confiemos en Él.
Lo único que te pide es que descanses en la convicción de que Él tiene todo bajo control.