Los mayas valoraban mucho el chocolate amargo por sus propiedades medicinales y curativas. Nuestros días amargos también tienen su valor y nos muestran nuestras debilidades, ayudándonos así a depender más de nuestro Señor.
Como el salmista dijo: «Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos».
OREMOS
Señor, ayúdame para siempre poder ver Tu bondad aún en medio de mis dificultades. Amén.