Mientras que nosotros tendemos a exagerar nuestros problemas, Habacuc sí que enfrentó dificultades muy extremas.
Pero si él pudo expresar su mejor alabanza al Señor, en esos momentos tan difíciles, quizás nosotros también podamos hacerlo, alegrándonos en la simple verdad de lo que Dios es.
OREMOS
Padre, tú eres la verdadera razón de toda mi alegría. Amén.