Ya sea que súframos por las injusticias por nosotros o contra nosotros, Jesús puede representarnos a todos. Con autoridad suprema, Él responde todo pedido de misericordia, perdón y consuelo.
Así que Jesús como nuestro abogado puede convertir nuestra prisión de tristeza y de dolor en un lugar lleno de esperanza y amor por su Presencia.
OREMOS
Señor, que bueno es saber que Tú me defiendes en cada proceso de mi vida. Amén.
FRASE
Aquel que murió como nuestro sustituto, vive ahora como nuestro abogado.