La desesperación es perder la paciencia por aquellas situaciones que creemos irreparables. También es considerada en el caso más crítico como la pérdida de esperanza. El salmista experimentó esto y fue ahí donde aprendió que solo Dios podría traer solución y que lo primero que debía hacer era clamar en vez de quejarse.
Guarda la calma en medio de tus circunstancias pues solo así escucharás su voz guiándote.