La desesperación es perder la paciencia por aquellas situaciones que creemos irreparables. También es considerada en el caso más crítico como la pérdida de esperanza. El salmista experimentó esto y fue ahí donde aprendió que solo Dios podría traer solución y que lo primero que debía hacer era clamar en vez de quejarse.
Guarda la calma en medio de tus circunstancias pues solo así escucharás su voz guiándote.
OREMOS
Padre, en medio de mis circunstancias hoy clamo a Ti, mi alto refugio y mi roca fuerte. Amén.