El amor de Dios es total y ese gran amor llega siempre hasta los últimos rincones. La anchura de su amor continúa a través de toda nuestra vida. La profundidad de su gran amor llega a lo más profundo del desaliento y la desesperación.
La altura de su amor se eleva a la cumbre de nuestro clamor. Por eso cuando se sienta excluido o aislado, recuerde que nada lo apartará del amor de Dios.