Cada vez que hacemos el bien se pone en marcha otras oportunidades que son para bien. Así mismo las decisiones para hacer el mal siguen el mismo patrón, pero en dirección opuesta. Así que cada decisión que tome en obediencia a la Palabra de Dios traerá un gran sentido de orden a su vida, mientras que cada decisión que tome en desobediencia traerá confusión y gran destrucción.
Las decisiones que tome van a reflejar siempre su integridad.